El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes entre las mujeres, pero la actividad física regular se ha demostrado como una herramienta poderosa tanto para su prevención como para su tratamiento. En esta publicación sobre ejercicio y cáncer de mama, te presentaremos estudios recientes que subrayan cómo el ejercicio no solo reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad, sino que también es clave para mejorar la calidad de vida de quienes ya la padecen, aliviando efectos secundarios del tratamiento y disminuyendo la posibilidad de recurrencia. Es importante siempre consultar con un especialista médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, especialmente en situaciones de salud delicadas.
Ejercicio y cáncer de mama
El ejercicio desempeña un papel fundamental en la prevención del cáncer de mama, ya que mantenerse activo ayuda a reducir la grasa corporal y a disminuir los niveles de estrógeno e insulina, dos hormonas vinculadas con el desarrollo de esta enfermedad. Además, la actividad física contribuye a regular los niveles hormonales, lo que ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama al mantener un equilibrio saludable en el cuerpo.
Adoptar un estilo de vida activo ayuda a mantener el cuerpo en óptimas condiciones, protegiéndolo de múltiples factores de riesgo relacionados con el cáncer de mama.
Estudios sobre la actividad física y cáncer de mama
Numerosas investigaciones han demostrado que la actividad física regular juega un papel crucial en la prevención del cáncer de mama. A continuación, se presentan algunos estudios clave que destacan la importancia del ejercicio para reducir el riesgo de esta enfermedad:
Reducción del riesgo de cáncer de mama mediante la actividad física
Diversos estudios, como los de la American Cancer Society, muestran que las mujeres que realizan actividad física regularmente tienen entre un 25% y un 30% menos probabilidades de desarrollar cáncer de mama en comparación con aquellas que llevan una vida sedentaria. Esto se debe a factores como la reducción de la grasa corporal, la mejora del sistema inmunológico y la producción de estrógeno, que en exceso están asociados con el cáncer.
La actividad física y la reducción de la inflamación
Fisiológicamente, el ejercicio beneficia al cuerpo al reducir la inflamación, estimular el sistema inmunológico, mejorar la salud cardiovascular y regular los niveles hormonales. Según una investigación publicada en ScienceDirect, estos efectos son cruciales, ya que todos estos mecanismos contribuyen a la prevención del desarrollo de las células cancerosas.
Impacto de la actividad física en el perfil inflamatorio y hormonal
Por otra parte, de acuerdo a un estudio en la National Library of Medicine, los mecanismos potenciales que vinculan la actividad física con la reducción del riesgo de cáncer incluyen una disminución de la inflamación sistémica, la hiperinsulinemia, y los niveles de IGF-I (factor de crecimiento similar a la insulina), las hormonas sexuales, y las citocinas proinflamatorias relacionadas con la obesidad, como la leptina. La actividad física también aumenta los niveles de adiponectina, una proteína antiinflamatoria, y mejora la función inmune y la diversidad de la microbiota gastrointestinal.
Beneficios del ejercicio en la menopausia y posmenopausia
Un estudio reciente publicado en la National Library of Medicine encontró que las mujeres que realizan alta actividad física (más de una hora de caminata diaria por semana) tienen un 23% menos de riesgo de desarrollar cáncer de mama a largo plazo en comparación con aquellas que no realizan actividad física. Lo más interesante es que los beneficios son más pronunciados en mujeres que están en menopausia o posmenopausia, o en aquellas con composiciones corporales de circunferencia de cintura, grasa corporal o IMC dentro del rango de normal a sobrepeso.
Esto demuestra que el ejercicio es más efectivo para la prevención del cáncer de mama en estos grupos específicos. Sin embargo, el estudio también sugiere que para las mujeres premenopáusicas con composiciones corporales más delgadas o con obesidad, los beneficios del ejercicio podrían ser limitados, lo que implica la necesidad de medidas adicionales de prevención en estas poblaciones.
El ejercicio para reducir la fatiga en pacientes con cáncer de mama (CRF)
La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) reconoce el ejercicio físico como una herramienta fundamental en el tratamiento de la fatiga relacionada con el cáncer (CRF), una de las complicaciones más comunes y debilitantes que enfrentan las pacientes con cáncer de mama. Las guías oncológicas actuales recomiendan realizar ejercicio aeróbico, como caminar, durante al menos 150 minutos de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa por semana. Estas dosis de ejercicio han demostrado ser altamente efectivas para reducir los niveles de CRF.
Sin embargo, muchas pacientes con cáncer de mama luchan por alcanzar estos niveles de actividad física, especialmente durante la quimioterapia, debido a la naturaleza exigente del tratamiento y la fatiga extrema que genera. A pesar de ello, el estudio sugiere que incluso un aumento moderado de la actividad física, como caminar a un ritmo más bajo o moderado, puede proporcionar beneficios clínicamente significativos para reducir la fatiga.
¿Qué ejercicios ayudan a prevenir el cáncer de mama?
Ejercicios cardiovasculares
Los ejercicios cardiovasculares como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta son ideales para mejorar la salud cardiovascular, controlar el peso y reducir la grasa corporal. En el gimnasio, puedes realizar 150 minutos de actividad moderada a la semana mediante opciones como 30 minutos diarios en la caminadora, elíptica, bicicleta estática, o usando la escaladora. También puedes participar en clases grupales que no solo mejoran tu resistencia, sino que también hacen el ejercicio más dinámico y entretenido.
Entrenamiento de fuerza
El entrenamiento de fuerza es fundamental para aumentar la masa muscular y mejorar el metabolismo. Incorporar levantamiento de pesas o uso de aparatos de peso integrado a tu rutina puede ayudar a regular las hormonas, mantener un peso saludable y aumentar la fortaleza general del cuerpo.
Yoga y estiramientos
El yoga y los estiramientos no solo mejoran la flexibilidad, sino que también son eficaces para reducir el estrés y la ansiedad, factores que pueden influir en el riesgo de desarrollar cáncer. Estas prácticas son especialmente útiles durante el tratamiento del cáncer de mama, ayudando a mantener la movilidad, reducir la fatiga y mejorar el bienestar emocional.
Clases de Zumba®
El Zumba es un ejercicio integral que tonifica músculos, mejora la resistencia cardiovascular y es una opción divertida para mantenerte activa. Además de aumentar la capacidad del corazón y los pulmones para suministrar oxígeno durante el ejercicio prolongado, Zumba es una alternativa ideal para quienes buscan una rutina dinámica y entretenida.
Logra un estilo de vida activo
Mantener un estilo de vida activo y saludable no solo reduce significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de mama, sino que también mejora tu salud general. La actividad física ayuda a regular el peso corporal, mejora el estado de ánimo y previene otros problemas de salud, como las enfermedades cardiovasculares.
En Smart Fit México, queremos agradecer a la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM) por su invaluable apoyo y conocimiento en la verificación de información para la realización de este artículo.
Para FUCAM y Smart Fit México, lo más importante es ofrecer contenido de valor que promueva el bienestar de las personas y brinde soluciones accesibles.
Te invitamos a unirte a esta causa con nosotros para ayudar a las mujeres que enfrentan el cáncer de mama en México. Tu donativo contribuye a la detección temprana y al tratamiento integral, lo que puede salvar y mejorar la calidad de vida de miles de mujeres.
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