El acoplamiento de ayuno y ejercicio es uno de los muchos recursos que está envuelto en algunas controversias y que, al igual que los tipos de entrenamiento, puede funcionar bien en algunos casos, pero en otros no. Si quieres saber qué tan efectiva es esta mezcla y deseas probarla, aquí te damos algunos datos que debes tomar en cuenta.
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Ayuno y ejercicio en la pérdida de grasa
Si tu objetivo en el gimnasio es lograr una pérdida de grasa, es casi un hecho que la inclusión de una sesión cardiovascular será obligatoria para acelerar el proceso. Aquí es donde frecuentemente aparece la idea de que hacer ejercicio en ayunas ofrece una mayor efectividad.
Si bien es verdad que esta práctica permite más oxidación de grasa durante la sesión, el resultado solo será en ese momento. No hay forma de garantizar que al final del día se conserve esa pérdida, a menos que exista un déficit calórico para bajar de peso. Es decir, que haya una menor ingesta de calorías de las que quemarás durante tus actividades cotidianas.
El ayuno como una forma de disciplina
Si bien al combinar ayuno y ejercicio no se logrará una mayor quema de grasa, esta práctica sí se puede utilizar como el pretexto ideal para construir una buena disciplina de ejercicio. Aquí es necesario que tus entrenamientos los realices por las mañanas, aprovechando las horas sin comer mientras duermes.
Al ser de las primeras cosas que hagas al levantarte, el entrenamiento en ayunas te dará mayor energía durante el resto del día y podrás enfocarte en otras actividades, ya que el ejercicio del día ya está cumplido. Como puedes comprobar, aquí tiene que ver más con horarios y estilo de vida. Así que no a todos les resultará efectivo. Además, cada metabolismo es diferente y si no se ingiere ningún alimento se pueden presentar descompensaciones, sobre todo si existe alguna enfermedad. En todos los casos, lo mejor es consultarlo con un profesional.
El tipo de ayuno influye
En cuanto al término ayuno, también hay algunas variantes. Para unos se trata de eliminar solo los alimentos sólidos y permitir las bebidas. Mientras que por otro lado están los que piensan que es suspender toda clase de nutrientes.
Volviendo al ejemplo del entrenamiento matutino, después de despertar, la ingesta dependerá de tus hábitos y gustos. Hay quienes no tienen ningún problema por salir de casa sin algo en el estómago, pero también están los que necesitan tener al menos un poco de agua, un vaso de leche o un batido de pre entrenamiento. Lo ideal es que sean alimentos ligeros, de rápida asimilación para no sentirte tan pesado.
Ayuno y ejercicios de fuerza
En la combinación de ayuno y ejercicios con pesas, la situación puede variar un poco, ya que se suele requerir de mayor fuerza y energía para el entrenamiento. Hay que recordar que para quemar grasa las rutinas con peso también ofrecen buenos resultados, así que es recomendable que conozcas cómo puedes acoplarlos en cualquier objetivo. Una vez más, todo depende de tus características y hábitos de alimentación.
Ayunar te ayuda controlar tus ingestas
Otra forma de aprovechar las ventajas del ayuno y el ejercicio es utilizarlo como ayuda para comenzar o mantener un plan alimenticio perfilado a un déficit calórico. Si realizas a primera hora de la mañana una sesión cardiovascular, tu ventana de alimentación se va a reducir. Esto quiere decir que tus comidas estarán más pegadas una tras otra y, por lo tanto, llegarás a sentir mayor saciedad a lo largo del día.
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Recuerda que siempre es importante que primero consultes a un especialista en Nutrición y Deporte si estás interesado en practicar esta actividad, ya que ellos te darán la mejor guía para llevarlo a cabo.
Contenido revisado por: Orlando Chavez Camacho, nutriólogo especialista de Smart Fit Nutri.
