Utilizar la grasa como fuente de energía para el ejercicio es algo que mucha gente procura hacer y lograrlo requiere disciplina, constancia y conocimiento.
¿Qué es mejor para la quemar de grasa? La lista de recomendaciones que circulan en la red, revistas científicas y vestidores de gimnasios es muy grande, tanto, como la cantidad de factores metabólicos que debemos tomar en cuenta para planificar un ejercicio que efectivamente nos ayude a oxidar la grasa y obtener energía de ella.
La intensidad del ejercicio afecta directamente las hormonas que circulan y que nos ayudan o impiden quemar grasa, sin embargo, la evidencia apunta a que una persona bien entrenada puede utilizar la grasa como fuente de energía con intensidades altas o moderadas, aunque la duración del efecto sí es diferente, pues los cambios metabólicos duran más cuando se hace ejercicio por más tiempo, aunque utilice el mismo número de calorías.
También es necesario el control de la alimentación. El tipo de alimentos que consumimos, el balance general de grasas, carbohidratos y proteínas resulta crucial cuando hablamos de quema de grasa. Pero más allá de la composición general de la alimentación, la quema de grasa como fuente de energía también se ve afectada por el tipo, cantidad y tiempo transcurrido desde el último alimento.
Otro factor a considerar es la hora en la que estamos haciendo el ejercicio. Mejor dicho, el balance hormonal que existe cuando hacemos ejercicio buscando quemar grasa. La mañana, al borde del amanecer, suele ser la mejor hora, pero no es la única y siempre se pude buscar un balance específico de insulina, cortisol, adrenalina y testosterona según el objetivo que buscamos. Debemos recordar que no son las únicas hormonas que importan cuando queremos oxidar grasas, en el caso de las mujeres, el ciclo menstrual es un factor que debemos tomar en cuenta si queremos obtener el máximo beneficio.
Existe una constante comunicación hormonal entre el músculo esquelético y los depósitos de grasa que se encuentran debajo de la piel. Cada órgano produce sus propias hormonas e influye en el otro, de tal manera, que el tipo de músculo y su actividad afecta directamente el tipo de grasa y su actividad, o sea, la grasa modifica al músculo y la actividad muscular modifica la grasa y la composición corporal.
Por último, consideramos importante mencionar el papel de la temperatura cuando hacemos ejercicio. Se ha visto que hacer ejercicio en temperaturas frescas o ligeramente frías, ayuda al uso de grasa como fuente de energía. Hacer ejercicio con ropa bien ventilada, que nos permita refrescarnos mientras nos ejercitamos, no sólo nos ayuda a mantenernos hidratados durante más tiempo, sino que favorece la bioenergética de la grasa, al aumentar la cantidad de grasa que produce calor y consume energía mientras disminuye la grasa blanca que casi no consume energía y almacena más de la misma.
Dr. Luis Rogelio Gutiérrez Camacho
Médico Especialista en Medicina del Deporte
Especialistas SCU