Fallo muscular: ¿Cómo utilizarlo en tu entrenamiento?

El fallo muscular es una de las tantas variantes disponibles en el mundo del gimnasio que, de acuerdo a tus capacidades físicas y objetivos, puede convertirse en la ayuda que necesitas para salir del estancamiento o lograr un progreso efectivo. Si bien se trata de una forma de trabajo rodeada de algunas controversias, ya que lleva a tus músculos a una alta tensión, es importante que la conozcas y con ayuda de tu entrenador compruebes si es lo que necesitas en tu rutina de hipertrofia.

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¿Qué es el fallo muscular?

Retomando la descripción que anteriormente te ofrecimos de qué es el fallo muscular, encontramos que es el punto en tu entrenamiento en el que, a pesar de poner todo tu esfuerzo, ya no puedes realizar una repetición más sin perder una correcta postura en el ejercicio. Esto quiere decir que los músculos están agotados y no te obedecen por más que les exijas. 

El fallo muscular se basa en el principio de que el cuerpo logra desarrollar mayor volumen a través del levantamiento de más peso del que puede soportar. Esto crea microdesgarros en el músculo que posteriormente se reparan y vuelven a crecer más grandes y fuertes, después del descanso y una alimentación adecuada. De esta forma se logra aumentar el número y tamaño de las fibras musculares. 

¿Cómo se utiliza el fallo muscular?

El fallo muscular es un recurso que se usa principalmente en una rutina de hipertrofia, es decir, en la búsqueda de incrementar el tamaño de los músculos. Aunque hay personas que la utilizan esporádicamente, también hay quienes no conciben un entrenamiento de pesas sin llegar al fallo. Podemos decir que este método no es ni bueno ni malo, solo tienes que saber adaptarlo a tus programas y aquí te damos algunas recomendaciones.

Frecuencia de entrenamiento

Ya que los músculos necesitan descansar para poder recuperarse y tener un crecimiento, lo ideal es que el fallo muscular se utilice en ejercicios a los que no se aplique mucho peso y que, además, se realicen pocas veces a la semana (una o dos). 

Momento ideal en tu rutina

El momento más recomendado para hacer uso del fallo muscular es al final de una rutina o en la última serie de cada ejercicio. Debido a que se someterán a una gran intensidad, los músculos estarán fatigados y difícilmente podrán responder de forma óptima en otros movimientos y cumplir todas tus repeticiones.

¿Ejercicios aislados o compuestos?

Para que el fallo muscular ofrezca los mejores resultados, lo mejor será que lo incorpores en ejercicios aislados, donde el estímulo esté enfocado lo más que se pueda en el músculo que se desea desarrollar y no involucre la participación de otras zonas del cuerpo. Como ejemplo están los curls de bíceps, los remos con mancuernas, el press de hombros o el hip thrust.

Busca una asistencia

Si decides incorporar el fallo muscular a tu entrenamiento, lo ideal es que al inicio tengas la asistencia de alguien que te apoye en la última repetición, aquella que te llevará al límite de tus fuerzas. Su tarea será retirar las mancuernas, la barra o el elemento de carga que estés utilizando. 

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Un recurso para avanzados

La técnica es un elemento vital para la efectividad del fallo muscular, por lo tanto tienes que dominarla antes de decidir llevar a tus músculos al extremo. Para quienes son principiantes en el gimnasio, lo ideal es que el fallo se convierta en un objetivo a futuro e inicien con algunas series cercanas al fallo, es decir, que puedan completar todas las repeticiones de forma correcta.

Acércate a los entrenadores de Smart Fit y juntos exploren los beneficios que este método de entrenamiento puede traer a tus objetivos, así como la manera más adecuada de realizarlo. Es de suma importancia que consultes y expongas todas tus dudas a un experto al momento de implementar el fallo muscular en tu rutina.