Aunque en la actualidad, la preocupación por cuidar la salud con una actividad física constante se ha vuelto más popular, su origen radica en una tendencia con mucho camino recorrido, como lo pudimos comprobar en la historia de los primeros centros fitness. Complementando esa información, es momento de contarte sobre el surgimiento de las máquinas de gimnasio. Descubre de dónde vienen esos instrumentos que día a día te ayudan a conseguir el objetivo que te estableciste.
Historia de las máquinas de gimnasio
Si bien hubo varios proyectos enfocados a realizar una actividad física con el uso de un artefacto, tomaremos el caso del médico y ortopedista sueco, Jonas Gustav Vilhelm Zander como la base de las primeras máquinas de gimnasio.
Zander experimentó con lo que se podría considerar el inicio de las herramientas de fisioterapia, que después servirían para llegar a los gimnasios. Sus inventos los concibió partiendo de la idea de que el bienestar físico no dependía de los procedimientos habituales de la época, sino de lo que él llamó el “esfuerzo progresivo”. En dicho concepto sostenía que el uso frecuente y controlado de los músculos le da al cuerpo la fortaleza necesaria en la realización de cualquier actividad y mejorar la salud.
Para lograr su objetivo creó una serie de máquinas con las que buscaba imitar los movimientos cotidianos, como andar en bicicleta, subir escaleras o remar. De esta forma, surgieron los primeros modelos de muchas de las máquinas de gimnasio que hoy son muy populares.
El proceso de creación
Los aparatos de Zander se basaron en los medios que utilizaban los deportistas de la Antigua Grecia y en un instrumento creado en 1796 por Francis Lowndes, el Gimnasticón. Sus primeras máquinas eran operadas manualmente por la fuerza muscular, a través de un contrapeso. Utilizó tiras elásticas bajo presión y ruedas de engranaje que se movían con la energía ejercida por el usuario. Ya para 1868 añadió motores de vapor y más tarde los reemplazó por impulsores eléctricos.
El propósito de Zander era lograr que todo el mundo pudiera ejercitar su cuerpo a través de sus inventos y los avances tecnológicos de la época le ayudaron a conseguirlo. De esta forma, pudo crear un circuito nunca antes visto, con una serie de máquinas innovadoras que estaban divididas en dos secciones: una primera de rehabilitación y otra de mejora corporal.
Cabe destacar que en su juventud Zander tuvo que enfrentar debilidades físicas que lo llevaron a probar la gimnasia y los ejercicios como una forma de mejorar la fuerza corporal. Este antecedente le permitió contar con una visión más amplia de lo que era la condición física.
Expansión de las máquinas de gimnasio a todo el mundo
Después de un gran éxito en su país, en 1876 decidió aventurarse y llevar sus máquinas de ejercicio a los Estados Unidos bajo el concepto del Instituto del Cuerpo. Tras su presentación en la Exposición del Centenario en Filadelfia, donde consiguió la medalla de oro, Zander estableció las bases de lo que posteriormente se convertiría en un gimnasio.
Las máquinas, ruidosas y grandes, se destacaron por ser realmente efectivas para la salud. Años después, estos instrumentos ya eran mundialmente conocidos y fueron evolucionando hasta transformarse en las máquinas de gimnasio que hoy en día utilizamos a diario.
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